Cicatrices

Queloides

La mayoría de las lesiones superficiales que pueden dañar la piel no dejan cicatrices significativas, pero las lesiones cutáneas profundas pueden llegar a producir cicatrices hipertróficas y queloides. La resolución anormal que tiene lugar tras estas lesiones se relaciona con una regulación aumentada o disminuida de ciertos procesos de cicatrización de heridas.

Aunque tanto en queloides como en cicatrices hipertróficas se observa un exceso de síntesis de colágeno, estos dos tipos presentan importantes diferencias y su distinción es clave para seleccionar el tratamiento más adecuado. En concreto, los queloides sobrepasan los márgenes de la herida inicial.

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Queloides. Fuente: dermatoweb.udl.es
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Queloides. Fuente: dermatoweb.udl.es
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Queloide de la oreja. Fuente: dermatoweb.udl.es

Preguntas frecuentes

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Los queloides pueden aparecer después de cualquier tipo de traumatismo, inflamación, cirugía o quemadura sobre la piel, aunque pueden producirse espontáneamente. Esta cicatrización anormal puede ser inevitable e independiente de la técnica quirúrgica o de los cuidados de la herida después de su aparición. Suelen observarse en tronco y pueden aparecer de forma tardía y no al inicio del proceso de la cicatrización.

El tratamiento de los queloides puede ser complejo y los resultados pueden ser impredecibles. Aunque su resolución completa es poco probable, podemos mejorar de forma importante su aspecto. La selección del tratamiento de los queloides dependerá de la localización, la extensión, la evolución, el aspecto de la cicatriz y de las preferencias del paciente.

En concreto, para decidir las herramientas más apropiadas, debemos atender a características como la tensión del queloide (para valorar si es necesario realizar una intervención quirúrgica para liberar esta tensión), el enrojecimiento (que es máximo al inicio de su formación y que mejorará de forma progresiva) y la textura del mismo. La reintervención de un queloide no suele ser recomendable excepto en casos de alta tensión, por lo que la mejor opción es la combinación de alguno de estos tratamientos, atendiendo a las características de cada paciente:

  • Láseres
    • Láser vascular: láser de KTP, láser de colorante pulsado y Nd:YAG. Estos láseres tratan selectivamente la hemoglobina de los vasos sanguíneos presentes en los queloides, por lo que son apropiados para aquellos de reciente aparición o para los más enrojecidos. Cuando son utilizados en fases precoces, pueden llegar a limitar la producción excesiva y anormal del colágeno.  Además, estos dispositivos tienen la capacidad de mejorar la textura de los queloides y pueden combinarse con otras técnicas, y no son dolorosos.
    • Láser fraccionado no ablativo: Este dispositivo calienta la dermis sin dañar la epidermis (evitando la aparición de costras) generando columnas que estimulan la regeneración del colágeno anómalo. Permite mejorar el aspecto global de la cicatriz (color, pigmento, grosor y textura) aunque debe combinarse con otros tratamientos para que sus efectos sean evidentes. Se trata de un dispositivo seguro y rápido.
    • Láser fraccionado ablativo: Estos dispositivos eliminan generan pequeñas columnas de epidermis y dermis, a partir de las cuales se estimulará la síntesis de nuevo colágeno en la cicatriz durante las siguientes semanas. Su uso permite mejorar la coloración y la textura del queloide, aunque pueden observarse costras tras el tratamiento durante unos días. Su eficacia es mayor que la del láser fraccionado no ablativo, se tolera mejor, y puede emplearse en estadios tardíos del queloide.
  • Inyecciones de corticoides y de citostáticos: permiten reducir el volumen de los queloides. En concreto, la infiltración de corticoides es el tratamiento de primera elección ya que reduce el sobrecrecimiento del colágeno, fibroblastos (células implicadas en el origen de estas cicatrices) y de algunos mediadores inflamatorios. Además, disminuye el picor de la cicatriz. Es un procedimiento rápido y seguro, ligeramente molesto, y puede combinarse con otros tratamientos.
    El uso de fármacos citostáticos como el 5 fluorouracilo son útiles para disminuir la división excesiva de los fibroblastos de estas cicatrices. Además, se pueden combinar con corticoides en proporciones variables según el aspecto de la lesión a tratar. La principal contraindicación de la infiltración del 5 fluorouracilo es su incompatibilidad con un fármaco antiviral llamado brivudina.
  • Crioterapia: Consiste en la aplicación de nitrógeno líquido con la intención de reducir el volumen gracias a la contracción vascular y daño celular que provoca sobre la zona tratada. Aunque puede resultar algo molesta para el paciente, se trata de una técnica rápida y segura.
  • Toxina botulínica: Indicado en zonas de tensión y en combinación con otros tratamientos.

Generalmente, las cicatrices pueden evolucionar durante un período de un año aproximadamente, por lo que su tratamiento debería realizarse cuanto antes, especialmente durante los 3 primeros meses de su formación.

Aunque cada cicatriz presenta unas características particulares, son necesarias varias sesiones de tratamiento combinado espaciadas por 4 a 8 semanas aproximadamente. De nuevo, su abordaje temprano nos permite mejorar el pronóstico y establecer un calendario terapéutico más ajustado.

Los pacientes pueden favorecer la evolución y mejoría del queloide manteniendo la piel correctamente hidratada, utilizando corticoides tópicos o aplicando geles o apósitos de silicona. Sin embargo, estas herramientas son mucho menos efectivas que la combinación de tratamientos que se realizan en consulta.

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